miércoles, 14 de enero de 2009

Proyecto País: CHILE NUESTRO HOGAR

http://www.noticiasydebatesppd.blogspot.com

Por : Víctor Barrueto

Introducción:

Tenemos que volver a poner un proyecto grande que permita soñar y constituya un nuevo megarelato que ojala nos lleve a generar una nueva épica. Obviamente, esto significa “ir más allá” de los límites que nos han impuesto y que nos hemos auto impuesto respecto del “modelo chileno”: hay que cruzar el río.
¿Qué proponer para marcar diferencia con los últimos veinte años?, ¿Qué hacer como propuesta de un país distinto para los próximos veinte años que sea otra cosa, de verdad otra cosa?, ¿Qué nos haría distintos, un país más deseable y con un nuevo valor agregado?
Lograr que Chile sea nuestro hogar, sentido así por todos, significa poner como óptica fundamental la inclusión, entendida tanto como sociedad de garantías que establece mínimos para todos, como también el acceso disponible para ir más lejos a todos aquellos que se lo propongan: que dé protección, pero también oportunidades.
Lo anterior, supone un giro en cuanto a generar más oportunidades para todos y no solo para los más pobres, aunque ello suponga el objetivo implícito de “Pobreza cero” como piso que el país es capaz hoy de asegurar.
La meta es alcanzar el desarrollo. El objetivo para eso tiene que ser no solo alcanzar un ingreso per cápita sobre los veinte mil dólares, sino que también un índice de Gini más cercano a los países desarrollados en los cuales la distribución del ingreso es mucho mejor: este objetivo debiera constituir la sustancia principal de un nuevo Pacto Social de la sociedad y la política chilena.
El corazón de este proyecto país son las personas concretas de “carne y hueso”, la posibilidad de que ellas tengan proyectos personales y libertad y condiciones para desarrollarlos: que la gente sea protagonista de su vida.
Lograr una meta así, implica tener una estrategia muy concreta que apunte a reducir significativamente la tremenda concentración del poder político, económico, cultural, comunicacional y de los mercados existente hoy en Chile.

Todo lo anterior se debería traducir en la siguientes cinco imágenes.


I. Un país más inclusivo:

Revolución en la educación: Que signifique cuadruplicar lo que hoy se invierte en la educación pública por niño para igualarlo a lo que se gasta en la educación privada; que la calidad de la educación pública sea tan buena o mejor que la privada; que los profesores sean valorados como una de las mejores profesiones; y que la inversión en capital humano a lo largo de toda la vida sea significativamente mayor. ¡Esta es la madre de las batallas! Ello significa priorizar a los jóvenes en el próximo Gobierno así como la Presienta Bachelet lo hizo con los niños y con los viejos. Significa también un aumento de la carga tributaria necesaria para financiar esos nuevos recursos.

Sociedad del emprendimiento y del acceso: democratizar el emprendimiento; un gran plan PYME como parte de ello, pero esta vez de verdad; mucha innovación y fomento productivo; y un gran esfuerzo nacional para facilitar el acceso a redes, vincular a personas con oportunidades y otras personas, y dar valor a lo que muchos hacen, buscando la asociación de unos con otros para hacer cosas juntos.

Consolidar un completo y articulado sistema de protección social: Sistema de protección integral de la infancia; Chile Solidario; ampliación y consolidación del Auge; consolidación de la Reforma Previsional; sistema nacional de protección a los ingresos familiares, esto es programas de empleo, seguro de cesantía, programas de capacitación y la garantía de un ingreso mínimo familiar; nuevo estilo de gestión pública más coordinado, en redes y de ejecución de programas multisectoriales.


II. Un nuevo tipo de desarrollo

Chile se puede desarrollar aprendiendo de los países desarrollados para no cometer los mismos errores y aprovechar los aciertos. No tenemos por qué repetir exactamente el mismo camino con todos los costos de los que ya han logrado el ansiado desarrollo: se puede hacer de otra manera, algo distinto, sin repetir lo mismo.

Un país como el nuestro, pequeño, disciplinado y rico en recursos, podría unir fuerzas y actuar con creatividad para encarar estos nuevos tiempos como una gran oportunidad para lograr un desarrollo sustentable y más humano. Un país que crece con respeto a su patrimonio ambiental y riqueza natural transformándolos en un capital y una reputación que lo valorizan como nación más que ninguna otra cosa. Les garantizo que los jóvenes agradecerían esto.

Vivimos una época en que el llamado bienestar genera malestar, pareciera ser que lo subdesarrollado era nuestra visión del desarrollo: el mundo ha tenido un desarrollo técnico,



económico y material y un subdesarrollo mental, psicológico y moral. Hoy en día esto está en cuestión y lo más impresionante es que en Chile sin ser aún un país desarrollado esto está sucediendo, sino cómo explicarse que a pesar del tremendo avance económico y material logrado exista tanta insatisfacción, frustración e incluso rabia con la vida que se está llevando.

Tenemos que reponer la idea de que la finalidad del desarrollo es vivir bien, no tener mucho. Calidad más que cantidad, esto puede implicar restricciones, pero no significa crecimiento cero, pero tampoco infinito e incontrolado, significa moderación no privación, significa calidad y no carencia, para los países desarrollados es “lo mejor, pero menos” y para los subdesarrollados es “más, pero mejor”.

La degradación ecológica está asociada al despilfarro energético y finalmente como ha quedado demostrado a la degradación de la calidad de vida de las personas, por eso necesitamos: trenes de alta velocidad; cinturón de aparcamiento en las grandes ciudades; peatonalización, tranvías y bicicletas; coche compartido; ahorro de energía; subsidio a energías renovables no convencionales; subsidios a energía solar para las viviendas; reimpulso a las ciudades medianas y repoblamiento de pueblos para humanizar las ciudades y revitalizar lo rural.

Asimismo, viene quedando demostrado como nueva tendencia global que el bienestar no es material, sino que es mucho más intangible que tangible aunque tenga una base material: vivir mejor, nuevos estilos de vida que mejoren la calidad de ésta, el énfasis en la calidad sobre la cantidad, en la cooperación sobre la competencia y en la espiritualidad y felicidad como parte esencial de vivir mejor son una poderosa reacción al materialismo extremo predominante en las últimas décadas comandadas por el neoliberalismo y su Estado- fobia.

III. Un Chile completamente descentralizado

Hay consenso, pero tenemos que hacerlo de una vez por todas con audacia ya que esto es parte decisiva del combate a la concentración del poder, de la reforma del Estado y de la posibilidad de una mayor participación ciudadana:
 Tenemos que elegir al Presidente de la Región y aumentar la participación ciudadana a nivel comunal y regional vía consultas y plebiscitos locales.
 Que el 70% de los recursos públicos sean de decisión regional y municipal, pero ¡decisión de verdad!, no como ahora que son meras desconcentraciones.
 Abrir con todo esto la posibilidad de una gestión estratégica del desarrollo a nivel de los territorios, constituyendo un poderoso espacio meso - económico casi inexistente hoy día en Chile.






IV. Incorporar al pueblo mapuche y a los pueblos originarios como parte del alma nacional.

Repensar nuestra identidad nacional, enriqueciéndola con las culturas originarias como un gran acto de futuro y como una transformación cultural que hablará bien de un Chile acogedor e integrador que realmente se parezca a un hogar: este puede ser el próximo gran cambio cultural
de la sociedad chilena, luego de la transformación vivida con una Presidenta de la República mujer.

Lo anterior, supone favorecer la integración económica y social de las minorías étnicas, pero eso es lo obvio, lo nuevo es encarar la dimensión simbólica: un esfuerzo sistemático de relevamiento, subsidio y apoyo a las culturas originarias para enriquecer nuestra identidad. Esto significa que el Estado financie señales de TV y radio que emitan en su lengua, la incorporación al sistema educacional de historia y dialectos propios de cada etnia, revitalizar el mapugundun, incorporar sus idiomas a las señalética oficial en cada región según el pueblo originario, incorporar gráfica, ritos y costumbres en la vida cotidiana de todo el país, entre otras. Además, de la discriminación positiva en el parlamento.

Si somos y nos asumimos como una sociedad crecientemente multicultural podemos hacer de eso también, una ventaja comparativa en el mundo globalizado.

V. Un nuevo Estado para todo esto.

La decisión de relevar un papel del Estado mucho más significativo que en las últimas décadas que podríamos sintetizar en la idea de un Estado proactivo, significa cambiar el Estado actual que no sirve para esta misión y que implica cambios constitucionales, una Nueva Constitución, como reingeniería de la estructura y gestión misma del Estado.

Tendría que destacarse la descentralización ya señalada, como el aprendizaje del mundo público a trabajar con la gente e incentivar y acoger la participación ciudadana. También sería esencial terminar con la “tiranía” de Hacienda, equilibrando su rol en la institucionalidad económica con un gran Ministerio del Desarrollo Humano (Ministerio Social, Ministerio de la Inclusión, Ministerio de Integración o simplemente Ministerio del Desarrollo).



Santiago, enero de 2009

martes, 6 de enero de 2009

Diez reformas para un nuevo Chile

El presente documento fue enviado por el Secretario General Nacional Alejandro Bahamondes, para que sirva de discusión a los Consejos Regionales Programáticos.

Por: Alvaro García, encargado nacional de la comisión de programa y estudios del Partido Por la Democracia.


La sociedad chilena aspira a cambios, grandes cambios. La Concertación está en condiciones de hacerlos por que ya una vez le cambió el rostro a Chile. El PPD propone una mayor radicalidad a los cambios en la forma en que se rige la política, economía y sociedad chilena. Por eso impulsaremos 10 grandes reformas:

1. Democratizar la Democracia. Proponemos una nueva Constitución que cree un Estado Social y Democrático de Derechos, que asegure la participación (a través de la iniciativa popular de ley), elimine toda forma de discriminación y avance hacia un régimen semi- presidencial con mayor equilibrio de poderes. Acompañado en cambios legales que asegure mayor transparencia en la política y la separe de los negocios.

2. Chile descentralizado con gobiernos capaces y cercanos a la Ciudadanía. Fortalecer los gobiernos regionales y, especialmente, los municipales; asegurando la elección democrática de todas las autoridades, incluido el Presidente del Consejo Regional, figura distinta del Intendente designado por el Presidente(a) de la República.

3. Un Estado eficiente, transparente, probo y con capacidad para hacer valer los derechos ciudadanos. Elevaremos significativamente la carga tributaria para financiar las reformas sociales, evaluaremos públicamente toda acción del Estado fortaleciendo el control social. Fortaleceremos la capacidad regulatoria del Estado para proteger los derechos de los más débiles.

4. Mayor seguridad ciudadana. Fortaleceremos los programas de prevención y rehabilitación del delito, especialmente de las drogas. Ello se hará en una alianza entre el gobierno (nacional y local), las policías y la ciudadanía organizada.

5. Un nuevo Sistema de Protección Social. Modificaremos el sistema de pensiones dándole un mayor peso al Estado para introducir más solidaridad en el financiamiento y mayor garantía en la pensión que se obtenga. Fortaleceremos el sistema público de salud; especialmente la atención primaria, la cobertura del Auge y la prevención en salud.

6. Una opción preferente por la educación pública, para que esta recupere el lugar central que históricamente tuvo y que tiene en la gran mayoría de los países. Incrementaremos el financiamiento y la supervisión a la educación pública asegurando un real acceso equitativo a las oportunidades de progreso. Fomentaremos la innovación para avanzar en construir ventajas económicas basadas en el conocimiento.

7. Una nueva política laboral. Fortaleceremos el sindicalismo, con una gran ampliación de la negociación colectiva, y el diálogo social. Crearemos un nuevo seguro de desempleo y un incentivo al empleo y a la capacitación, asegurando un ingreso básico a toda familia chilena.

8. Una cultura libertaria que respete los derechos de las personas. Democratizaremos el acceso a los medios de comunicación, especialmente internet, radio y televisión; utilizando todas las posibilidades democratizadoras que abre la televisión digital. Brindaremos mayores oportunidades de planificación familiar y reconocimiento a las familias no tradicionales. Legislaremos a favor del aborto terapéutico.

9. Real protección de nuestro medioambiente y la calidad de vida en las ciudades. Fortaleceremos la institucionalidad ambiental y de regulación urbana. Fortaleceremos el dominio público sobre las aguas e incrementaremos el pago de derechos por el uso de los bienes públicos. Contaremos con una política energética de largo plazo e intensiva en fuentes renovables. Haremos realidad la opción por el transporte público, aumentando el control público sobre el TranSantiago.

10. Una política exterior coherente con nuestros principios y valores. Centrada en América latina y en la defensa de la democracia y el desarrollo equitativo y sostenible. Con un compromiso a toda prueba con la integración de la Región, comenzando por América del Sur (UNASUR) y la cooperación política y no solo económica y comercial.